Aprender la lección.
Este poemilla lo vi en algún blog y me gustó.
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...
Y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así es que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
uno aprende y aprende...
Y con cada día uno aprende...
Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...
Y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así es que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
uno aprende y aprende...
Y con cada día uno aprende...
2 Comments:
Ais petardo! aquí me has dao...este poema de Borges lo tengo en el cabecero de mi cama, sí, lees bien, me gusta tenerlo ahí para no olvidarlo, me ayudó mucho en su día (aunque lo tengo con algunas diferencias). Te dejo otra refexion que también la he hecho mía en estos últimos meses:
Aprendiendo a vivir
No ignores la tristeza. Ábrele espacio para que respire. La tristeza es un hueco en el amor. Una fuga transitoria de energía. Un camino hacia uno mismo. La revisión profunda de algún espacio roto. Toda emoción es necesaria y conveniente. La tristeza te ayuda a detenerte temporalmente. A alejarte de todo lo mundano. Te deja en la puerta de un nuevo comienzo. Reconócela. No la confines a un espacio muerto. No la encierres bajo llave. No permitas que se entierre. No la disfraces con mentiras lindas. Escucha su mudez. Siente su calma. Ella no pretende avergonzarte. No todos los días son soleados. Todo tiene un lado débil. Permítele que hable en su dialecto. Que te conduzca hasta el final de la bajada. Y cuando vuelva la otra fase de la luna, el rayo de luz traspasará el prisma y volverá a encenderse de colores tu alegría.
Renny Yagosesky
P.D: que grata sorpresa descubrir un poco de tú interior, en este rincón.
Sueños de semilla.
No sólo el tiempo nos enseña, los sueños también lo hacen, ya verás:
"En 1980 me crucé con algunos de los libros del Dr. Ira Progroff y con metáfora maravillosa del roble y la bellota. De la lectura de sus trabajos surgió esta idea.
En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades. Y veo en sus entrañas el germen de un árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo. En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol. Cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y frutos, para poder dar lo que tienen que dar. Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos. Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a la luz, morir como semillas para convertirse en árboles. Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla. Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las cosas y las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado, nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta. Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez enceguecedora. Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos... Y un día, mientras trransitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro. Nada hay que temer, una sabiduria interior las acompaña, porque cada semilla sabe como llegar a ser árbol." Jorge Bucay
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