27.12.06

Treinta hombres.


El hombre educado suele ser aburrido. El bien dotado es difícil de someter. El intelectual siempre está callado. El sabio se encierra en sí mismo. El deportista no para en casa. El melifluo está siempre en medio. El valiente pertenece sólo al viento. El indolente se queja siempre de los demás. El trabajador vive en la nube de su andamio. El cumplidor agota. El decidido se apuesta tu piel. El temeroso vive oculto en su pecado. El atractivo se afemina. El padrazo es demasiado casero. El ordenado es irascible. El músico se descompone. El poeta necesita sombra. El asceta busca soledad. El alegre nos da envidia. El impertinente deja vacío. El cocinero te ceba. El mentiroso siempre está seduciendo. El rico no comparte. El pobre aprieta al abrazar. El triste no fabrica castillos en el aire. El soñador se parte las piernas. El cariñoso empalaga. El sincero nos hiere. El amante demanda. El perfeccionista nunca está satisfecho.

Señorita, usted necesitará treinta hombres para hacerse uno a la medida de su apetito.