30.11.06

Beautiful girls.


Willie: Te miro y me parece increíble que haya un tío por ahí que comparte su vida contigo, que sabe todas tus pequeñas cosas. Y consigue hacerte feliz. Pasa las noches contigo y...
Andera: ...me prepara martinis, escuchando a Van Morrison...
Willie: Huele tu piel...
Andera: ...después de un día en la playa...
Willie: Y te lee los periódicos...
Andera: ...en una mañana de domingo...
Willie: En una mañana lluviosa de domingo. Y rodea con besos tu ombligo... Déjame preguntarte algo: ¿Puedes imaginar algo más excitante que hacer el amor con un atractivo desconocido... en una cabaña perdida en mitad de un bosque... con la única luz de una tenue lámpara de aceite que guíe tus pasos? ¿Puedes imaginar algo mejor?
Andera: Martini helado. Van Morrison.
Willie: Los periódicos del domingo. Lo pillo.

27.11.06

El efecto mariposa.

"De repente comprendió la verdad. No había habido un mal funcionamiento, el problema residía en los números que había introducido. En la memoria del ordenador se almacenaban seis cifras decimales: 0,506127; en la impresión, para ahorrar espacio, sólo aparecían tres: 0,506. Lorenz había introducido los números redondeados, suponiendo que la diferencia, del orden de las milésimas, no tendría consecuencias."

Quien más, quien menos, habréis escuchado hablar alguna vez del famoso efecto mariposa y la Teoría del Caos, o de cómo el aleteo de una mariposa en Shangai provoca un tornado en Florida. ¿Hasta dónde llega el poder de este efecto? Es decir, ¿actúa en los ámbitos cotidianos? Por ejemplo, si por la mañana te tomas un café, pero dejas el último culito en el vaso, ¿pasarás el resto del día igual que si te lo hubieras terminado? Si la pasada noche dormiste 6 horas, 46 minutos y 12 segundos, ¿qué te hubiera sucedido de haber dormido tres o cuatro segundos más o menos? Quizá os parezca absurdo plantearse estas cosas, principalmente porque no hay forma de obtener una comprobación de lo que podría haber sucedido. Sin embargo es evidente que todo cambia en función de pequeños, ínfimos factores. Y la gran paradoja de todo es que cuando nos ocurre alguna desgracia (error) de las que podrían haberse evitado, muchas veces se tiende a pensar: "Si (no) hubiera hecho tal, no habría sucedido cual.", y otras muchas veces no nos damos tampoco cuenta de que si no hubiésemos hecho cual, no habría ocurrido tal. ¿Me he explicado? ajjajajajjaja Lo estoy releyendo y ni yo mismo me aclaro.

23.11.06

Mitos.


¿Conocéis esa leyenda urbana que dice que si uno estornuda 8 veces consecutivas tiene un orgasmo?

Bueno, confirmado: es totalmente falsa.

Ni con 8 ni con 10 ni con 12...

22.11.06

I knew these people.

Él: Yo los conocí, a ambos; estaban enamorados el uno del otro. La chica era muy joven, sobre los 17 ó 18, supongo, y el chico era un poco mayor. Él era de esa clase de chico rebelde, indómito, y ella era muy hermosa. Y juntos convertían hasta la más insignificante cosa en una aventura, y a ella le encantaba eso. Un simple viaje al supermercado rebosaba aventura. Siempre estaban riéndose por tonterías. A él le gustaba hacerla reír. Y apenas se preocupaban por nada más... porque cuanto deseaban hacer era estar el uno con el otro. Estaban siempre juntos.
Ella: Suena como si fueran muy felices.
Él: Lo eran. Eran realmente felices. Y él... él la amaba más de lo que nunca creyó que fuera posible amar. No podía soportar estar alejado de ella durante el día, cuando estaba trabajando. Así que dejó el trabajo, sólo para poder estar en casa con ella. Cuando el dinero se agotaba, conseguía otro trabajo... pero terminaba dejándolo también. Y muy pronto ella empezó a preocuparse.
Ella: ¿Preocuparse por qué?
Él: Por el dinero, supongo; por no tener suficiente, por no saber cuándo entraría el siguiente talón.
Ella: Sí, conozco esa sensación.
Él: Así que a él se le empezó a formar una especie de remolino dentro.
Ella: ¿Qué quieres decir?
Él: Bueno, él sabía que tenía que trabajar para mantenerla, pero por otra parte no podía soportar estar alejado de ella. Y cuanto más alejado estaba de ella, más loco se volvía. Salvo que esta vez se volvió paranoico de verdad. Comenzó a imaginar toda clase de cosas.
Ella: ¿Como qué?
Él: Comenzó a pensar que ella se la estaba pegando con otros hombres. Volvía a casa del trabajo y la acusaba de pasar el día con alguien. Le gritaba y rompía cosas. Empezó a beber sin control, y salía hasta tarde para probarla.
Ella: ¿Probarla?
Él: Para ver si se ponía celosa. Quería que se pusiera celosa, pero ella no lo hacía, sólo se preocupaba por él. Y eso le enfurecía aún más.
Ella: ¿Por qué?
Él: Porque pensaba que si ella no se ponía celosa era porque no se preocupaba realmente por él. Los celos eran como un signo de su amor por él. Y entonces una noche... Una noche ella le dijo que estaba embarazada, de unos tres o cuatro meses, y él ni siquiera lo sabía. Y de repente, todo cambió. Él dejó de beber y consiguió un trabajo fijo. Ahora estaba convencido de que ella le amaba, pues llevaba dentro a su hijo; se dedicaría a crear un hogar para ella. Pero algo curioso empezó a ocurrir. Al principio ni siquiera se percató, pero ella estaba cambiando. Desde el día que nació el bebé, ella comenzó a irritarse con cuanto la rodeaba; todo le molestaba. Incluso el bebé le parecía fruto de una injusticia. Él trató de hacer cuanto estaba en su mano para agradarla: le compraba cosas, la sacaba a cenar una vez por semana... Durante dos años él tiró de las riendas de la relación, intentando que todo fuera igual que cuando se conocieron por vez primera... Pero finalmente se dio cuenta de que aquello nunca funcionaría, así que agarró de nuevo la botella; pero esta vez de una forma dañina.
Esta vez, cuando llegaba a casa de noche tarde, ella no se preocupaba por él ni se ponía celosa; simplemente se enfurecía. Ella le acusaba de retenerla habiéndole hecho tener un bebé, le decía que soñaba con escapar, que todo con cuanto soñaba era escapar. Se veía a sí misma de noche, corriendo desnuda por la carretera, corriendo por los campos, corriendo por los ríos; siempre corriendo. Y siempre, justo cuando estaba a punto de escapar, él aparecía para detenerla de algún modo; simplemente aparecía y la detenía. Y cuando ella le contaba estos sueños, él la creía. Sabía que tenía que detenerla o le abandonaría para siempre. Así que le ató un pequeño cascabel en el tobillo, de manera que pudiera oírla de noche si trataba de levantarse de la cama. Pero ella descubrió cómo atenuar el sonido del cascabel rellenando su interior con un calcetín, y se escapó pasito a pasito de la cama. Él despertó en mitad de la noche y vio que ella se había escapado. Salió enfurecido en su busca hasta encontrarla, la arrastró de vuelta a la casa y la ató a la estufa con su correa. Allí la dejó abandonada, regresó a la cama y se tumbó, escuchándola gritar; y escuchó también el llanto de su hijo. Y se sorprendió a sí mismo, porque... ya no sentía nada en absoluto. Todo lo que deseaba era dormir. Y por primera vez, deseó estar lejos de allí, perdido en las profundidades de algún vasto país donde nadie le conociera, en algún lugar sin idiomas, sin calles; y soñó con ese lugar sin ni siquiera conocer su nombre. Y cuando despertó, estaba ardiendo. Había llamas azules que ardían sobre las sábanas de su cama. Corrió entre las llamas, en dirección a las dos únicas personas que amaba. Pero ya no estaban. Sus brazos ardían, y salió fuera de la casa y se revolcó en el húmedo suelo. Y entonces corrió sin mirar hacia atrás; simplemente corrió y corrió. Corrió hasta encontrar al amanecer, y ya no pudo correr más. Y cuando el sol se puso, volvió a correr; durante cinco días continuó corriendo así. Hasta que todo signo de que fue un hombre hubo desaparecido.

21.11.06

El guerrero de la luz.


Todo guerrero de la luz ya tuvo alguna vez miedo de entrar en combate.

Todo guerrero de la luz ya traicionó y mintió en el pasado.

Todo guerrero de la luz ya recorrió un camino que no le pertenecía.

Todo guerrero de la luz ya sufrió por cosas sin importancia.

Todo guerrero de la luz ya creyó que no era un guerrero de la luz.

Todo guerrero de la luz ya falló en sus obligaciones espirituales.

Todo guerrero de la luz ya dijo sí cuando quería decir no.

Todo guerrero de la luz ya hirió a alguien a quien amaba.

Por eso es un guerrero de la luz; porque pasó por todo eso y no perdió la esperanza de ser mejor de lo que era.

14.11.06

Vigas.

No robo; trato de sobrevivir.
Nunca insulto; tan sólo me defiendo.
Y aunque sé que estoy loco, bien entiendo
que mi demencia tiene porvenir.

Deleito el paladar al deglutir;
y no sólo me alimento comiendo,
pues cuando mis ojos la ven, comprendo
que algo bueno queda por existir.

Prometo no ausentarme de mí mismo
ni ser ingrato por hablar de menos
ni pensar más de lo que siempre opino.


¿Y por qué no ausentarme de mí mismo
y ser grato por hablar mucho menos
y pensar que ha llegado mi destino?

12.11.06

Orgasmo musical.

Echad un vistazo a este vídeo, es genial.

http://www.youtube.com/watch?v=wPdIMPFDnVw

10.11.06

Asignatura: Filosofía.

¿Por qué sí?

¿Y por qué no?

7.11.06

Símil.

Vale, pongámonos en el caso: somos tiburones. Los tiburones nacen, crecen... en fin, igual que los humanos. Desde que nace, un tiburón debe moverse continuamente, o de lo contrario muere irremediablemente. Y con sus primeros aleteos van uniéndosele remoritas que le acompañan en su constante travesía. Estas remoritas van creciendo a la vez que el tiburón hasta convertirse en remoras, remoras. Y algunas se marchan al cobijo de otros tiburones, otras se aburren y abandonan, y otras mueren, o simplemente desaparecen. Pero siempre hay un número similar de remoras, porque las que dejan de acompañar al tiburón son sustituidas por otras que se acoplan sin problema, dispuestas a recorrer con él los océanos del tiempo. Y al cabo de un tiempo, el tiburón sigue navegando; y echa la vista atrás y ve bajo sus aletas a un grupo de remoras que nadan junto a él incansablemente. Y entre ellas reconoce a algunas pocas que empezaron el viaje en los remotos principios, allá cuando nació; a otras que se unieron más tarde, pero que no dejaron de escudarle fielmente desde entonces; y a algunas, más recientes en el tiempo, pero igual de voluntariosas y leales. Y el tiburón sonríe; sonríe porque sabe que su fin está próximo, y que cuando éste suceda no estará solo.

6.11.06

27-I-1999

¿Todavía preguntas por qué fumo?
Permíteme que a tu cuestión responda,
pues es de todas mi afición tan honda
que a dicho vicio considero sumo.

Dices que los ojos te nubla el humo,
que cual mosca por todas partes ronda.
Si así ocurre me retiro a mi fonda
y presuroso sin pausa me esfumo.

Ya el corto cilindro se desvanece
víctima del despiadado cerillo;
me apena tanto ver cómo perece,

tornándose en triste y cruel amarillo,
que así de pronto otra vez me apetece
que me apetezca ya otro cigarrillo.

5.11.06

Para que me recuerden.


Llegará el día en que mi cuerpo yazca sobre una sábana blanca bien ajustada al colchón de un hospital, donde todos estarán ocupados con la vida y con la muerte.
En algún momento dado, un médico determinará que mi cerebro ha dejado de funcionar y que, para todos los fines, mi vida ha cesado.
Cuando eso ocurra, no tratéis de infundirme vida artificial por medio de una máquina.
Y no llaméis a ése mi lecho de muerte. Convirtámoslo en el lecho de vida, que mi cuerpo sea retirado de él para ayudar a que otros tengan una vida más plena.
Dad mi vista al hombre que nunca vio un amanecer, la cara de un bebé ni el amor en los ojos de una mujer.
Dad mi corazón a una persona que no haya recibido del suyo otra cosa que incontables días de dolor.

Dad mi sangre al adolescente al que arrancaron de las ruinas de su auto, para que llegue a ver jugar a sus nietos.
Dad mis riñones a alguien que dependa de una máquina para subsistir de semana en semana.

Tomad mis huesos, cada uno de mis músculos, cada fibra y cada nervio de mi cuerpo, y buscad la manera de que sirvan para que un niño lisiado camine.
Explorad cada rincón de mi cerebro. Tomad mis células, si es necesario, y hacedlas crecer, para que algún día un niño sin habla pueda gritar un gol y un niña sorda perciba el rumor de la lluvia contra su ventana.
Quemad lo que reste de mí y esparcid las cenizas a los vientos, para que las flores crezcan mejor.
Si es preciso sepultar algo, que sean mis errores, mis debilidades y todos los prejuicios contra mi prójimo.
Dad mis pecados al diablo. Dad mi alma a Dios.
Si por ventura queréis recordarme, hacedlo con una buena acción o con una palabra amable a quien las necesite. Si hacéis todo lo que he pedido, viviré por siempre.

¿Qué he aprendido de todo esto?


He aprendido el valor de la verdad, y he descubierto el lado más oscuro de la mentira.
He ganado sabiduría y perspectiva sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida.
He entendido que no sirve de nada repetirse una y otra vez "Qué hubiera pasado si...".
He aprendido a sufrir y a soportar mi dolor en soledad.
He hipotecado la dignidad en mi derrota.
He descubierto que la compasión más útil es la que uno mismo se procura.
He logrado darme cuenta de que un ahora vale más que un después, y un después más que un nunca, y que uno debe ser consecuente con sus actos.
Me han hecho ver que el merecimiento aun de la adversidad mayor está justificado si fuiste desleal a tu conciencia.
Ahora sé que para ser valiente no es necesario luchar en una guerra.
He conocido el dolor más corrosivo que existe pues yo mismo lo infringí en el corazón de quien más me amaba, y por ello en el mío propio.
He comprendido que la carreta llena de remordimiento y culpa no tiene espacio suficiente para transportar el arrepentimiento y la pena.
He aprendido que cometer un error puede destrozar vidas.
He conseguido valorar el perdón sincero en su justa medida.

He entendido que no puede juzgarse a nadie por sus palabras o sus actos, pues sólo uno mismo en lo más profundo de su interior conoce las verdaderas razones que guían sus pasos.
Me he dado cuenta de que la vida sólo cobra verdadero sentido cuando existe alguien que te importa más que tú mismo.
He redescubierto que las lágrimas apaciguan la tristeza del alma.
He ganado paciencia impacientemente.
He demostrado que se puede poseer un título universitario y ser un completo imbécil.
He confirmado que, ocurra lo que ocurra, siempre tendré a alguien a mi lado que me comprenda e intente animarme.
He comprendido que confianza es la palabra más importante del diccionario. Sin ella el amor se marchita y la amistad se gangrena; y sin amor ni amistad, todo lo que queda no es mas que polvo y cenizas.

Una de las pocas certezas que aún conservo es que es muy difícil reconstruir algo que fue derribado con la maza de la mentira. Sin embargo todavía guardo la esperanza de descubrir que los cimientos del verdadero amor son fuertes; porque si los cimientos son fuertes, todo lo demás se puede arreglar.

3.11.06

Te quiero.


Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume, y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

2.11.06

Nuwanda.


Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, dejar de lado todo lo que no fuera la vida para no descubrir en el momento de la muerte que no había vivido.

Suspicious minds.


¿Qué líneas traza mi alma, que ni ella misma conoce su destino?

Mi alma se halla tan extraviada como yo; no encuentra el camino a la luz.

Y no se da cuenta de que la luz está justo al lado de la sombra que la turba.

1.11.06

Tocar.


La gente necesita tocarse. Y cuando digo esto, no me refiero a meneársela o a meterse el dedillo; no. Me refiero a que la gente, cuando se aprecia, necesita del contacto físico. Y no quiero decir sólo besarse o acariciarse, sino simplemente agarrar el brazo de alguien, por ejemplo, o fingir una excusa para rozar unos segundos la cara de esa persona, o dar una palmadita en la espalda. Y lo necesitamos porque hasta el último alma que existe, por muy rocosa que sea, cuando siente aprecio por alguien, necesita manifestarlo de forma física. ¿Por qué? Porque somos personas, y así nos comportamos.